El 19 de Marzo del 2020 se inició la cuarentena en Argentina; desde ese momento, se redujo la circulación de vehículos, fundamentalmente de uso particular y comercial no esenciales; con las sucesivas prórrogas de la cuarentena la “office” se metió en el “home”, y la “virtualidad” ocupó espacios de la “presencialidad”.
La bibliografía de neurociencia nos dice que los hábitos se modifican con el paso del tiempo, y solo cambian bruscamente ante crisis; estamos ante un cambio definitivo en la frecuencia e intensidad en que las personas y empresas se movilizan.
La esencia del seguro, en general, es el cooperativismo; es decir, que las primas de muchos reponen las pérdidas de pocos. Este precepto es claramente verificable en el seguro automotor, ya que el costo del seguro está mayormente explicado en el valor asegurado y no en la exposición a riesgo, por lo tanto, dos vehículos iguales pagan lo mismo, aunque uno circule poco y de forma responsable, y otro lo haga mucho en forma imprudente; esto seguirá siendo así tanto tiempo como la demanda lo permita.
Implementar seguros por uso o tipo de uso, no depende de estar en vías de desarrollo o ser potencia internacional, sino de consciencia social, ¿por qué?, sencillamente porque ese tipo de seguros no solo genera ahorros a los ciudadanos y empresas que circulan menos y mejor, sino que promueve una circulación responsable a aquellos que circulan más; es decir, estamos hablando de “SALVAR VIDAS”.
No hace falta buscar experiencias lejanas, solo basta con aprender de nuestros vecinos de Chile; allí, desde hace muchos años, existen los seguros por uso, y en el contexto de la cuarentena su demanda creció fuertemente.
Lamentablemente el crecimiento de casos de COVID-19 nos vuelve a poner en la necesidad de cuidarnos, y por lo tanto de reducir la circulación. Desde hace MUCHOS años Argentina discute la oportunidad, conveniencia, necesidad de los seguros por uso o tipo de uso, pero por distintos motivos hay una resistencia a romper el estatus-quo.
¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO?
